domingo, 15 de octubre de 2017

¡Hagamos una banda! 5 películas de Netflix en donde las canciones son las protagonistas

La magia del cine nos puede llevar a lugares mágicos con escobas voladoras o naves espaciales, pero también puede hacernos escuchar las canciones más increíbles, de los grupos ficticios más impresionantes.
Recopilamos cinco filmes en los que la música es el centro y que pueden ser vistos de inmediato en Netflix, cinco películas que –cuando menos– lo dejarán con ganas de aprender a tocar un insturmento.

Scott Pilgrim vs. The World (2010)



No hay mejor manera de empezar este conteo. “¡Somos Sex Bob-Omb y estamos aquí para que piensen en la muerte y se pongan tristes y así”, grita el guitarrista Stephen Stills y de inmediato el trío empieza a golpear sus instrumentos como si no hubiera mañana.
La adaptación fílmica del cómic Scott Pilgrim vs the World es una de las más importantes en las últimas décadas, por la forma en que las animaciones, actuaciones y la musicalización le dieron vida a los personajes.
Scott Pilgrim está empeñado en ganar una batalla de bandas con su grupo y a la vez, enamorar a Ramona Flowers, una chica canadiense que aparentemente es más cool que todos sus amigos juntos.
La música de la cinta fue compuesta por Beck, y la banda sonora de la película contiene canciones de Rolling Stones, Broken Social Scene, Metric, es decir, música para tres generaciones distintas. Scott Pilgrim vs the World tiene las mejores bandas ficticias jamás llevadas a la pantalla grande, le garantizamos que se enamorará de al menos una de ellas.
Inside Llewyn Davis (2013)
Antes de ser el temerario Poe Dameron en Star Wars, Oscar Isaac tuvo una serie de papeles en películas que lo colocaron como una suerte de príncipe del cine independiente. La más evidente fue Inside Llewyn Davis, de los hermanos Coen, en la que interpreta a un cantautor que vaga por Nueva York.

Lewyn Davis come, vive y respira por la música y cada decisión de su vida parece enlazada a una canción particular. El filme tuvo dos nominaciones a los premios Óscar y tres al Globo de Oro. No ganó ninguna, pero eso solo la hace una mejor película de culto.

School of Rock (2003)

Jack Black es ese tío que siempre quiere enseñarnos música rock, solo que en vez de ser un tío es un vagabundo y en vez de sobrinos, tiene a un grupo de estudiantes de una fina escuela privada.
La banda solo llega a componer dos canciones, pero al final, el trabajo de Jack Black está completo: cientos de personas se fueron a la casa preguntándose que quiénes serían Rush o The Velvet Underground, o Stevie Nicks.
School of Rock fue tan grande (recaudó unos $135 millones alrededor del mundo) que luego tuvo su propia serie animada y un musical de Broadway producido por Andrew Lloyd Webber, el magnate encargado de El Fantasma de la ópera Cats.
En el 2018 la película cumplirá 15 años y no podemos esperar para todos los posts de “¿Qué ha pasado con los chicos de School of Rock?”, porque a la mayoría, no los volvimos a ver.

Frank (2014)

De todas las películas aquí mencionadas, Frank es la más rara. Un personaje enmascarado se prepara para grabar el mejor álbum de la historia en un pueblito de Inglaterra y luego, para dar un gran concierto en Texas. En el medio, ocurren varias situaciones tristes y extrañas que son acompañadas de la aún más extraña música de Frank.
El tráiler sugiere que la película es una comedia, pero no. Así que ignórelo y también la lista de actores: Frank se disfruta mejor con pocas expectativas y sin saber hasta el final quién está bajo de la máscara.

Sing Street (2016)


Lo mejor para el final. Conor Lawlor no se imagina que la escuela a la que recién se está mudando será el escenario de los conciertos más importantes de su vida. Esta es una película especial para los nostálgicos por los ochentas.
Conor y su banda repasan varios de los estilos más populares de la época con composiciones recientes de Gary Clark (del grupo de pop irlandés Danny Wilson) y Adam Levine (de Maroon 5) y unas actuaciones envidiables.
Es una película para disfrutar con toda la familia, para reírse y sobre todo para cantar.


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